¿Recuerdan aquella serie de ‘Vacaciones en el mar’? Sí, mujer; aquella en la que todos los pasajeros acababan cayendo bajo las flechas de cupido y todo el mundo ligaba que era un primor. Me acabo de enterar (no sé dónde he estado hasta ahora) que en Alemania existe un tren del amor. Un convoy que solo sale un día al año. Me imagino que habrán adivinado que tratándose del amor no hay día más señalado que el de San Valentín.
Los ferrocarriles alemanes (Deustcsh bahn) idearon esta maniobra el año pasado. Y como parece que les fue muy bien (especialmente en conseguir publicidad sin pagar un euro), este año han vuelto a concertar la cita para esos solitarios que no tienen ningún temor a la aventura. Los ‘Flirt Express’, que así se denominan los trenes, están preparados para la aventura de esta edición 2009, aunque no sabemos si también se van a ver afectados por la crisis. La locomotora alemana también circula renqueante.
¿Y qué se hace en esa cita a ciegas sobre raíles? Cada participante dispone de cinco minutos de conversación para intentar el ligue. Si el flirteo funciona, la pareja continúa todo el trayecto en mutua compañía. En caso contrario, si ninguno de los dos se siente a gusto con la persona que le ha tocado, corre turno y se pasa a otra cita. Habrá cambios de pareja cada cinco minutos para dar oportunidad a los participantes en este encuentro a localizar a su media naranja, antes de que termine el viaje. Según aseguran los organizadores de este peculiar recorrido, la confidencialidad es absoluta. De todas formas, yo no estaría demasiado seguro. Más de uno tratará de burlar la vigilancia y grabar alguna de las escenas de este romántico tren.
El primer ‘Flirt Express’ saldrá desde Essen a las 17.00 horas (me imagino que con puntualidad germana) y recorrerá Dormund y Wuppertal antes de volver al punto de partida. A la misma hora, otros nueve trenes harán recorridos similares en otras nueve ciudades alemanas: Colonia, Berlín, Frankfurt, Kiel, Augsburgo, Leipzig, Erfurt, Hannover y Stralsund, que también quieren experimentar con Cupido.
treneando 
¡Qué bonito! Estaría bien una versión Renfe de esta historia, con el aliciente de la tradicional chapucería hispana: retrasos, averías, trasbordos demenciales en Miranda…
Si ese tren lo tuviéramos aquí la desesperación de su impuntualidad nos haría ir en busca del autobús del amor… Aunque pensándolo bien lo de los autobuses de Bizkaibus es aún peor. Al final el amor donde siempre, en el coche.
Felicidades por el post y por el blog
Si ese tren lo tuviéramos aquí… tendría un éxito de la leche. Ya veo a conocidos como Oleaga y Aner en algunos de los asientos de ese club . Se lo vamos a proponer a la jefa el año que viene con un patrocinio de Renfe.